Flames Barcelona: La crew urbana de running de Barcelona

Berlín es inflamable

Con la Berliner Halbmarathon como excusa nos escapamos a Berlín para un fin de semana junto a Berlin Braves, Kraft Runners y el resto de la comunidad BTG (Bridge the Gap) lleno de experiencias.

Viernes.

Aterrizamos y nos metemos de lleno al lío: nos vamos a un free tour. ¿Qué mejor que empezar el fin de semana andando mucho? Bueno, para ser honestos tuvimos que ir en busca del grupo por que llegamos tarde (teníamos que comer) y tras un par de intentos lo logramos.

4 o 5 horas después decidimos poner punto y final (¡aunque esto seguía!).

Tras un breve paso por el hostel, nos dirigimos hacia la primera cita del fin de semana.

Parte de la expedición en el metro

Bajo el nombre de Homies Half 19 (Lucky Nº 7) Berlin Braves juntamente con Kraft Runners son los encargados de organizar una serie de actividades para la comunidad Bridge The Gap (BTG).

El local de los Berlin Braves se encuentra en el suburbio de Kreuzberg. Es un lugar donde residen muchos estudiantes y artistas, con una amplia comunidad turca. Está lleno de tiendas de segunda mano, puestos de comida callejera y cafeterías pintorescas. Desde esta ubicación llevan a cabo proyectos para integrar a jóvenes del barrio.

Llegamos entrada la noche (¡es pronto, para nosotros!) y nos encontramos una calle tomada por decenas de personas alternando entre un local cercano y un badulaque donde obtener cerveza a buen precio.

Exterior del local de Berlin Braves

En el interior nos espera una fiesta a pleno gas, una vez otras actividades más serias (como un Q&A con los atletas de élite Sifan Hassan y Erick Kiptuani) ya han sido finiquitadas.

Interior del local de Berlin Braves

Es aquí donde nos reencontramos con algunos viejos conocidos, hacemos nuevas amistades y volvemos a conectar con muchas de las personas que se acercaron a compartir con nosotros un fin de semana de Febrero en Barcelona (como los colegas de Jolie Foulee). Oualid es la excepción, ya conoce a todo el barrio. Literal. Él vive aquí.

Nosotros, a nuestro rollo, desfilamos entre el local y las cervezas que de esto sabemos un rato. Recogemos nuestra pulserita para la afterparty del domingo (obvio). Y cuando nuestro horario dicta, nos escapamos al primer puesto callejero que vemos: unos pollos asados debajo de una estación de metro… why not!

La noche termina en Kreuzberg. Los más sensatos vuelven al hostel, mientras el resto nos vamos de fiesta. Vamos a correr bien el domingo…

Sábado.

Nos levantamos temprano, tenemos la agenda apretada.

El primer paso es ir hasta la feria del corredor en el antiguo Aeropuerto de Templehof. Recoger dorsales, ir perdiendo runners por la expo, participar en sorteos… lo habitual.

Pegatina en el mural de la feria

Dorsales en mano

Salimos volando en metro.

Nike, en una de sus tiendas, organizó un shake out run a eso del mediodía. Nosotros hicimos lo que se nos da mejor: dejarnos caer y no hacer demasiado (¡oye!, sin juzgar que por la tarde teníamos otro compromiso y hay que cuidarse).

Esto de ir a buscar un dorsal y hacer acto de presencia en un evento da sed y da hambre. Cualquiera diría que hemos venido a correr, sólo hacemos que tragar… En fin, nos comentan que no muy lejos hay un sitio muy bien valorado: hamburguesas top en un habitáculo bajo las vías en un cruce entre varias calles. ¡OK! Pues se prueba. La cola nada más llegar reafirma que la recomendación fue buena. Comemos.

De camino al lugar donde Braves y Kraft nos habían citado (una pista de atletismo) quedaba el East Side Gallery, una galería de arte al aire libre utilizando restos de la cara este del muro como lienzos.

Uno de los más conocidos, convertido en icono turístico, es el “Beso entre hermanos” y obviamente nuestras cuentas en instagram nos obligaron a inmortalizar nuestra visita.

Delante del beso, en el muro

De tanto admirar el arte (léase, hacer fotos para colgar) casi llegamos tarde a la cita. Pero llegamos, justo a tiempo para soltar nuestras maletas y que cierren el guardarropa móvil. ¿Se van nuestras maletas? ¿Alguien nos cuenta qué va a pasar aquí?

Joey, fundador de Braves, nos da la bienvenida, nos recuerda por qué nos hemos juntado y nos introduce lo que vamos a hacer.

Mireia, Fabien y Oualid calentando

El calentamiento lo dirige Cory Wharton-Malcolm (Bit Beefy), de Track Mafia, un tipo peculiar con un carisma innegable que nos hizo realizar una serie de drills mientras gritábamos (a saber lo que pensaba cualquiera nos estuviera viendo).

Martina calentando

Equipo durante el juego previo al shake out run

Una vez todos nuestros músculos estaban bien a tono y nuestros cuerpos algo sudaditos, llega la hora de jugar un poco: con el césped dentro de la pista de atletismo como campo de juego, un grupo de runners cogidos de las manos como una cadena tienen la misión de perseguir al resto y irles sumando. Le llamaron el juego de la ameba.

Como podéis imaginar, lo que empezó fácil de esquivar se convirtió en un muro infranqueable donde pocos lograban escapar… salvo que la cadena humana se resquebrajara. Cosa que pasaba ya que tampoco valía la pena jugarse el tipo y las extremidades por un juego.

Una vez todos habíamos sido convertidos al lado oscuro (unos con mayor facilidad, otros oponiendo más resistencia), nos informan que por el recinto hay escondidos elementos de colorines y dorados que otorgan goodies… y ¡a correr todos! Llevarnos cosas se nos da bien (no, no hablo de robar…). Y para muestra las 2 camisetas limited edition (de 4 que había en juego, junto con geles, barritas, etc.) que se llevaron Barby y Bego:

Premiados en el juego

A punto de iniciar el shake out run

El shake out run fue a cargo de los colegas de Kraft Runners, trazando un recorrido desde la pista de atletismo hacia el HQ de Braves con algunas paradas para recoger el grupo. Carreteras, calles, parques y escaleras, algún pequeño túnel. Imagina una ruta turística pero por el barrio y acompañados de música y banderas. Lo normal, pensarían los vecinos.

En el shake out run

Cruzando una calle en el shake out run

Cruzando un túnel en el shake out run

Al llegar nos esperaban nuestras maletas (menos mal, no las habían subastado en un mercadillo) y un plato de pasta. De colorines, muy al rollo de su local.

Nos relajamos un rato, hablamos con otras crews y aprovechamos para llevarnos algún recuerdo. Y, empezando a ser conscientes de la realidad del día siguiente (¡hola, una media!) empezamos a desfilar hacia el hostel. Pero durante el paseo, cae el helado. ¡Vamos con todo!

Nos ubicamos en el salón del hall del hostel. Conquistamos los sofás y las alfombras. Son territorio Flames. Barby dirige una sesión de yoga (para mí un intento que acaba en churro) y Martina demuestra sus dotes como masajista. Charlamos hasta aburrirnos.

Domingo.

Si hay algo que puedo decir del desayuno es que nos pusimos tibios. No será lo más correcto, pero pasó. La fruta dió paso al yogur con cereales, que dio paso a las tostadas con charcutería, acompañada de huevos revueltos, el café y el zumo para bajar y alguna repetición.

Lo bueno de ese desayuno es que a mí me dio tiempo a seguir comiéndome el tarro sobre qué zapas usar: las Pegasus Turbo (con las que llevaba andando todo el fin de semana por que son jodidamente cómodas) o las Vaporfly 4% que apenas había usado 6/7 KM (pero me apetecía probar). Obviamente, fue lo segundo.

Foto de grupo previo a la carrera

Aviso para novatos: a la media de Berlín se llega con tiempo. El recinto de salida es enorme. E NOR ME. Nunca había tardado tanto en ir al control de acceso y luego al camión del guardarropa. Tampoco ayudaba la cantidad de gente en un espacio tan reducido, y no es que se pudiera calentar demasiado bien. Nos hicimos un hueco en un trozo de césped y pudimos hacer cuatro rectas por una acera… y gracias.

Nos ubicamos en el cajón de salida, organizando un trenecito entre Dani, Alex, Rubén, Joan, Ahmed y yo. A Oscar y Oualid los teníamos por delante, nivel otro planeta. Desafortunadamente el trenecito se parte rápido en dos grupos, por lo complicado para ir esquivando runners juntos pero sobretodo por ritmos: hemos salido un pelíiiin lanzados y queda mucho por delante. No todos quieren jugársela.

Vamos sumando KM alternándonos junto con Dani y Alex. Hasta que llegamos al KM 10 y, para nuestra sorpresa aparece Oualid. ¿Cómo puede ser? En ese punto la sangre está en cualquier parte menos en el cerebro, y llego incluso a contemplar que ya hayan terminado con Oscar. Nonsense. Resulta que le ha dejado y nos ha venido a acompañar. ¡Toma liebre!

Según avanzamos, las piernas siguen aguantando el ritmo. Algunos con más aire que otros. Dani, que prefiere ir con el grupo a buscar mejor marca (que hubiera podido perfectamente), no para de sacar el móvil para hacer fotos, sacar selfies y alcanzarnos de nuevo. Va cómodo.

Yo tengo un bajón a partir del KM 15. Pienso que me he pasado de rosca y que me voy a arrastrar para llegar así hasta el final. Así que apago la cabeza, me pongo a rebufo del resto y persigo pies cual zombie. Por suerte un poco después del KM 17 alcanzamos el punto de animación de Braves y Kraft, donde además de personas de muchas crews nos esperan Fabien y Albert para darnos un empujón. Y vaya si se nota. Cruzamos esos 200m en plan superestrellas. Se acaba el bajón.

De ahí hasta meta, apretamos con Dani. Le sigo el juego y el se deja llevar. Todo termina en un sprint (cómo no) desde la puerta de Brandeburgo hasta la meta. Picados. Y acabamos con marca ambos, que siempre sabe mejor.

Esperamos a los que iban a llegar en breve, nos juntamos con otras crews y ponemos rumbo al punto de animación. Se terminó la competición, empieza el post. Para nuestra sorpresa van faltos de cerveza (¿cómo, en Alemania?) así que nos las apañamos para encontrar algunas en un barrio de oficinas sin tiendas a la vista. ¡Y que siga la animación! Hasta que nos echa la policía…

Así que a comer.

Finishers con sus medallas

Una vez tenemos la barriga llena, y como aún hay ganas de celebrar, no se nos ocurre nada más que meternos 15 tipos en un ascensor (por que ya a esas alturas andábamos un poco vagos) y ponernos a saltar. Bajar íbamos a bajar.

Celebrando

Braves nos cita en Paloma Bar. Es un lugar cuyo acceso parece clandestino y no se te ocurriría deambular por allí si no te lo indican. Lo que ocurrió allí me lo guardo. Si lo queréis saber, venid a entrenar con nosotros, apuntaros a estos viajes, corred… y ganaros el after party.

Lunes.

Medio derrotados, damos una última vuelta a ritmo muuuy sexy antes de ir a por nuestras maletas y volar.

¡Y qué rápido ha pasado todo! Gracias Berlín, volveremos.